lunes, 19 de mayo de 2014

Trastorno esquizotípico de la personalidad

 Es un padecimiento de salud mental en el cual una persona tiene dificultad con las relaciones interpersonales y alteraciones en los patrones de pensamiento, apariencia y comportamiento.

Causas
La causa exacta del trastorno esquizotípico de la personalidad se desconoce. Se cree que los genes están involucrados, debido a que esta afección es más común en familiares de esquizofrénicos.

Síntomas
El trastorno esquizotípico de la personalidad no se debe confundir con la esquizofrenia. Las personas con el trastorno esquizotípico de la personalidad pueden tener creencias y comportamientos raros, pero, a diferencia de las personas con esquizofrenia, no están desconectados de la realidad y por lo general no tienen alucinaciones. Asimismo, tampoco tienen delirios.

Las personas con el trastorno esquizotípico de la personalidad pueden estar muy perturbadas. Por ejemplo, también pueden tener preocupaciones o miedos inusuales, como el miedo a ser vigiladas por las agencias gubernamentales.

Más comúnmente, las personas con este trastorno se comportan de forma extraña y tienen creencias inusuales (por ejemplo, en extraterrestres). Se aferran a estas creencias tan fuertemente que tienen dificultad para establecer y mantener relaciones cercanas.

Las personas con este trastorno también pueden tener depresión. Un segundo trastorno de la personalidad, como el trastorno de la personalidad paranoica, también es común.

Los signos comunes del trastorno esquizotípico de la personalidad son: 

-Incomodidad en situaciones sociales
-Manifestación inapropiada de sentimientos
-Ausencia de amigos cercanos
-Comportamiento o apariencia extraños
-Creencias, fantasías o preocupaciones extrañas
-Discurso extraño
-Pruebas y exámenes
-El trastorno esquizotípico de la personalidad se diagnostica con base en la valoración psicológica que evalúa los antecedentes y la gravedad de los síntomas.
Tratamiento
La psicoterapia es una parte importante del tratamiento. La orientación en destrezas sociales les puede ayudar a algunas personas a hacerle frente a situaciones de la vida social. Los medicamentos también pueden ser un agregado útil.

Expectativas (pronóstico)
El trastorno esquizotípico de la personalidad generalmente es una enfermedad prolongada (crónica). El pronóstico del tratamiento varía según la gravedad del trastorno.

Posibles complicaciones
Desempeño social deficiente
Falta de relaciones interpersonales
Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico o con un profesional en salud mental si usted o alguien que conoce tiene síntomas del trastorno esquizotípico de la personalidad.

Prevención
No existe una forma de prevención conocida. Estar consciente de los riesgos, como el tener antecedentes familiares de esquizofrenia, puede permitir un diagnóstico temprano.

Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.



Trastorno esquizoide de la personalidad

Es una afección de salud mental en la cual una persona tiene un patrón vitalicio de indiferencia hacia los demás y de aislamiento social.

Causas
La causa del trastorno esquizoide de la personalidad se desconoce. Este trastorno puede estar relacionado con la esquizofrenia y comparte con ésta muchos de los mismos factores de riesgo.

Este trastorno generalmente no es tan incapacitante como la esquizofrenia. No provoca la desconexión de la realidad (en la forma de alucinaciones o delirios) que ocurre en la esquizofrenia sin tratamiento (o resistente al tratamiento).

Síntomas
Una persona con trastorno esquizoide de la personalidad con frecuencia:

-Parece distante y desconectada.
-Evita las actividades sociales que involucren intimidad emocional con otras personas.
-No desea ni disfruta de relaciones estrechas, ni siquiera con miembros de la familia.
-Pruebas y exámenes
-El trastorno de la personalidad esquizoide se diagnostica con base en una evaluación psicológica que valora la historia y la gravedad de los síntomas.

Tratamiento
Las personas con este trastorno rara vez buscan tratamiento, de manera que se sabe muy poco acerca de cuáles tratamientos funcionan. Es posible que la psicoterapia no sea efectiva, dado que las personas con este tipo de trastorno pueden tener una gran dificultad para formar una relación efectiva y funcional con un terapeuta.

Un método que parece ayudar es poner menos exigencias para la intimidad o cercanía emocional sobre la persona con esta afección.

A las personas con este trastorno a menudo les va bien en relaciones que no se enfoquen en la cercanía emocional y tienden a ser mejores para manejar relaciones que se enfocan en las expectativas o actividades laborales o intelectuales.

Expectativas (pronóstico)
Este trastorno es una enfermedad prolongada (crónica) que generalmente no mejora mucho con el tiempo. El aislamiento social a menudo impide que la persona busque la ayuda o el apoyo que podría mejorar la afección.

El hecho de limitar las expectativas de la intimidad emocional puede ayudar a las personas con esta afección a establecer y mantener conexiones con otras personas.

Nombres alternativos
Trastorno de la personalidad esquizoide

Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psyhchiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.


miércoles, 14 de mayo de 2014

Trastorno de personalidad paranoica

 Es una afección de salud mental en la cual una persona tiene un patrón de desconfianza y recelos de los demás en forma prolongada, pero no tiene un trastorno psicótico completo como la esquizofrenia.

Causas
La causa del trastorno de personalidad paranoica se desconoce. El trastorno parece ser más común en familias con trastornos psicóticos, como la esquizofrenia y el trastorno delirante, lo cual sugiere que los genes pueden estar involucrados. Los factores ambientales también pueden jugar un papel.

La afección parece ser más común en los hombres.

Síntomas
Las personas con un trastorno de personalidad paranoica son altamente recelosas de los demás y como resultado limitan su vida social de manera drástica. Con frecuencia sienten que están en peligro y buscan evidencia para apoyar sus sospechas. Las personas con este trastorno tienen dificultad para ver que su desconfianza es desproporcionada para su entorno.

Los síntomas comunes abarcan:

Preocupación porque los demás tienen motivos ocultos
Expectativa de que serán explotados (usados) por otros
Incapacidad para trabajar junto con otros
Aislamiento social
Desapego
Hostilidad
Pruebas y exámenes
El trastorno de personalidad paranoica se diagnostica sobre la base de una evaluación psicológica que valora los antecedentes y la gravedad de los síntomas.

Tratamiento
El tratamiento es difícil debido a que las personas que padecen este trastorno a menudo sienten extrema desconfianza de los médicos. Si el tratamiento se acepta, los medicamentos y la psicoterapia con frecuencia pueden ser efectivos.

Expectativas (pronóstico)
El pronóstico generalmente depende de si la persona está dispuesta a aceptar ayuda. La psicoterapia y los medicamentos pueden algunas veces reducir la paranoia y limitar su impacto sobre el desempeño diario de la persona.

Posibles complicaciones
Aislamiento social extremo
Problemas con el trabajo o el colegio
Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con un médico o un profesional en salud mental si la desconfianza está interfiriendo con el trabajo o las relaciones interpersonales. 

Nombres alternativos
Trastorno de personalidad paranoide

Referencias
 Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Elsevier; 2008:chap 39.

La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

Trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva

Es una afección de salud mental en la cual una persona está preocupada por las reglas, el orden y el control.

Causas
El trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva tiende a darse en familias, así que los genes pueden estar involucrados. La niñez y el medio ambiente de la persona también pueden jugar su papel.

Esta enfermedad puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero se presenta con más frecuencia en los hombres.

Síntomas
El trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva (TPOC) tiene algunos de los mismos síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Sin embargo, las personas con trastorno obsesivo-compulsivo tienen pensamientos indeseables, mientras que las personas con trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva creen que sus pensamientos son correctos. Además, el trastorno obsesivo-compulsivo a menudo comienza en la niñez, mientras que el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva por lo regular comienza en los años de adolescencia o poco después de cumplir los 20 años.

Las personas que tienen tanto el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva como el trastorno obsesivo-compulsivo tienden a ser altamente exitosos y experimentan un sentido de urgencia respecto a sus acciones. Pueden llegar a estar muy molestos si otras personas interfieren con sus rutinas rígidas, pero tal vez no sean capaces de expresar su ira directamente. Las personas con el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva experimentan sentimientos que ellas consideran más apropiados, como la ansiedad o la frustración.

Una persona con el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva tiene síntomas de perfeccionismo que generalmente comienzan a principios de la edad adulta. Dicho perfeccionismo puede interferir con la capacidad de la persona para completar tareas, debido a que sus estándares son muy rígidos. Ellas se pueden aislar emocionalmente cuando no son capaces de controlar una situación. Esto puede interferir con su capacidad para resolver problemas y formar relaciones interpersonales estrechas.

Otros signos del trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva son, entre otros:

Excesiva devoción por el trabajo
Incapacidad para deshacerse de cosas, incluso si el objeto carece de valor
Inflexibilidad
Falta de generosidad
Negativa a permitir que otras personas hagan las cosas
Falta de deseo por mostrar afecto
Preocupación por detalles, reglas y listas
Pruebas y exámenes
El trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva se diagnostica con base en la valoración psicológica que evalúa los antecedentes y la gravedad de los síntomas.
Tratamiento
Los medicamentos pueden ayudar a reducir la ansiedad y la depresión a raíz de este trastorno. Se piensa que la psicoterapia es el tratamiento más efectivo para esta afección. En algunos casos, los medicamentos en combinación con psicoterapia pueden ser más efectivos que cualquier tratamiento por separado.

Expectativas (pronóstico)
El pronóstico para las personas con trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva tiende a ser mejor que el de otros trastornos de la personalidad. La rigidez y el control del trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva pueden prevenir muchas de las complicaciones, como el consumo de drogas, que son comunes en otros trastornos de la personalidad.

El aislamiento social y la dificultad para manejar la ira que son comunes con el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva pueden llevar a depresión y ansiedad posteriormente en la vida.

Posibles complicaciones
Ansiedad
Depresión
Dificultad para avanzar en situaciones profesionales
Dificultad en las relaciones interpersonales
Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico o un profesional en salud mental si usted o alguien que conoce tiene síntomas del trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva. 


La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Trastorno narcisista de la personalidad



 Es una afección por la cual las personas tienen un sentido exagerado de egocentrismo, una extrema preocupación por sí mismas y una falta de empatía con otras personas.

Causas
Se desconoce la causa de este trastorno. Se piensa que las experiencias tempranas en la vida, como una crianza particularmente insensible, juegan un papel en el desarrollo de este de este trastorno.

Síntomas
Una persona con trastorno de personalidad narcisista puede:

-Reaccionar a la crítica con sentimientos de rabia, vergüenza o humillación
-Aprovecharse de otros para lograr sus propias metas
-Tener sentimientos excesivos de egocentrismo
-Exagerar sus logros y talentos
-Estar preocupado con fantasías de éxito, poder, belleza, inteligencia o amor ideal
-Tener expectativas irracionales de tratamiento favorable
-Requerir atención y admiración constantes
-Desdeñar los sentimientos de otros y tener poca capacidad para sentir empatía
-Tener un interés obsesivo en sí mismo
-Perseguir principalmente metas egoístas
Pruebas y exámenes
El trastorno de personalidad narcisista se diagnostica sobre la base de una evaluación psicológica que valora los antecedentes y la gravedad de los síntomas.

Tratamiento
La psicoterapia puede ayudar a la persona afectada a relacionarse con otros en una forma más positiva y compasiva.

Expectativas (pronóstico)
El resultado del tratamiento depende de la gravedad del trastorno.

Posibles complicaciones
Alcoholismo o farmacodependencia
Problemas en las relaciones interpersonales, laborales y familiares

Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadellphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.


La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

Trastorno histriónico de la personalidad

Es una afección de salud mental por la cual las personas actúan de manera muy emocional y dramática que atrae la atención hacia ellas.

Causas
La causa del trastorno histriónico de la personalidad se desconoce. Los acontecimientos de la primera infancia y los genes pueden ser los responsables. Se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres que en hombres. Los médicos creen que hay más hombres que pueden tener el trastorno de los que reciben el diagnóstico. 

El trastorno histriónico de la personalidad generalmente comienza al final de los años de la adolescencia o poco después de cumplir los 20 años.

Síntomas
Las personas con este trastorno generalmente están en capacidad de desempeñarse a alto nivel y pueden ser exitosos tanto a nivel social como laboral.

Los síntomas abarcan:

-Actuar o lucir exageradamente seductor
-Dejarse influenciar fácilmente por otras personas
-Estar demasiado preocupados por su apariencia física
-Ser exageradamente dramáticos y emocionales
-Ser demasiado sensibles ante las críticas o la desaprobación
-Creer que las relaciones personales son más íntimas de lo que realmente son
-Culpar a otras personas de sus fracasos o decepciones
-Buscar constantemente confianza o aprobación
-Tener baja tolerancia ante la frustración o la demora en la gratificación
-Necesidad de ser el centro de la atención (egocentrismo)
-Estados emocionales rápidamente cambiantes que pueden parecer superficiales para otros
Pruebas y exámenes
El trastorno histriónico de la personalidad se diagnostica con base en una valoración psicológica que evalúa los antecedentes y gravedad de los síntomas.

El médico puede diagnosticar este trastorno observando en la persona:  

El comportamiento
Los antecedentes
La apariencia general
La evaluación psicológica
Tratamiento
Las personas con esta afección a menudo buscan tratamiento cuando experimentan depresión o ansiedad por relaciones sentimentales fallidas u otros conflictos con personas. Los medicamentos pueden ayudar con los síntomas. La psicoterapia es el mejor tratamiento para el trastorno en sí.

Expectativas (pronóstico)
Este trastorno puede mejorar con psicoterapia y algunas veces medicamentos. Sin tratamiento, puede causar problemas en la vida personal e impedir que se desempeñen al máximo en su trabajo.

Complicaciones
Este trastorno puede afectar las relaciones sociales o sentimentales. La persona puede ser incapaz de hacerle frente a las pérdidas o fracasos. Puede cambiar de trabajo frecuentemente, debido al aburrimiento o a su incapacidad de hacerle frente a la frustración. Una persona con este trastorno anhela cosas nuevas y excitantes, lo cual la conduce a situaciones arriesgadas. Todos estos factores pueden llevar a una mayor probabilidad de depresión.

Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico o un profesional en salud mental si usted o alguien que conoce tiene síntomas del trastorno histriónico de la personalidad. 

Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.


La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. En caso 

sábado, 10 de mayo de 2014

Trastorno de la personalidad dependiente

Es una afección de salud mental en la cual las personas dependen demasiado de otras para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales.

Causas
El trastorno de la personalidad dependiente generalmente comienza en la infancia y su causa se desconoce. Es uno de los trastornos de la personalidad más frecuentes y es igualmente común en hombres y mujeres.

Síntomas
Las personas que sufren este trastorno no confían en su propia capacidad para tomar decisiones. Es posible que se sientan devastadas por la separación y la pérdida de alguien y pueden hacer lo que sea, incluso sufrir maltrato, con tal de conservar una relación.

Los síntomas del trastorno de la personalidad dependiente pueden abarcar:

-Evitar estar solo
-Evitar la responsabilidad personal
-Resultar fácilmente lastimado por la crítica o la desaprobación
-Enfocarse demasiado en los miedos de ser abandonado
-Volverse muy pasivo en las relaciones interpersonales
-Sentirse muy perturbado o impotente cuando las relaciones terminan
-Tener dificultad para toma decisiones sin el apoyo de otros
-Tener problemas para expresar desacuerdos con otros
Pruebas y exámenes
El trastorno de la personalidad dependiente se diagnostica con base en una evaluación psicológica que valora los antecedentes y gravedad de los síntomas.

Tratamiento
La psicoterapia se considera el tratamiento más efectivo. El objetivo es ayudar a que las personas con esta afección hagan elecciones más independientes en la vida. Los medicamentos pueden ayudar a tratar otras afecciones de salud mental, como la ansiedad o la depresión, que ocurren junto con este trastorno.

Expectativas (pronóstico)
El mejoramiento suele verse sólo con terapia a largo plazo.

Posibles complicaciones
Alcoholismo o drogadicción
Depresión
Mayor probabilidad de abuso sexual o maltrato físico y emocional
Cuándo contactar a un profesional médico
Acuda donde el médico o un profesional en salud mental si usted o su hijo tienen síntomas del trastorno de personalidad dependiente.

Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.


La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

Trastorno límite de la personalidad



Es una afección de salud mental por la cual una persona tiene patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables. Estas experiencias interiores a menudo los llevan a tener acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas.
Causas
La causa del trastorno límite de la personalidad se desconoce. Se cree que los factores genéticos, familiares y sociales juegan un papel.
Entre los factores de riesgo para este trastorno están:
Abandono en la niñez o en la adolescencia
Vida familiar disociada
Comunicación deficiente en la familia
Abuso sexual, físico o emocional

Este trastorno de la personalidad tiende a ocurrir más a menudo en las mujeres y entre pacientes psiquiátricos hospitalizados.

Síntomas
Las personas con este trastorno a menudo presentan incertidumbre acerca de su identidad y como resultado sus intereses y valores pueden cambiar rápidamente. También tienden a ver las cosas en términos extremos, o todo es bueno o todo es malo. Sus puntos de vista sobre otras personas pueden cambiar rápidamente. Una persona que luce admiradora un día puede lucir despreciativa al siguiente día. Estos sentimientos súbitamente cambiantes a menudo llevan a relaciones intensas e inestables.
Otros síntomas de este trastorno abarcan:
Miedo intenso de ser abandonado
Intolerancia a la soledad

Sentimientos frecuentes de vacío y aburrimiento
Manifestaciones frecuentes de ira inapropiada
Impulsividad, como con el consumo de sustancias o las relaciones sexuales
Crisis repetitivas y actos de lesionarse a sí mismo, como hacerse cortes en las muñecas o tomar sobredosis

Pruebas y exámenes
El trastorno límite de personalidad se diagnostica sobre la base de una evaluación psicológica que valora los antecedentes y gravedad de los síntomas.
Tratamiento
La psicoterapia individual puede tratar eficazmente este tipo de trastorno. Además, la terapia de grupo algunas veces puede servir.
Los medicamentos tienen un papel menor en el tratamiento de este trastorno, pero en algunos casos pueden mejorar los altibajos en el estado de ánimo y tratar la depresión u otros trastornos que se pueden presentar con esta afección.
Expectativas (pronóstico)
Las perspectivas del tratamiento dependen de la gravedad de la afección y de si la persona está dispuesta a aceptar ayuda. Con la psicoterapia a largo plazo, la persona a menudo se mejora gradualmente.
Posibles complicaciones
Depresión
Drogadición
 Problemas con el trabajo, la familia y las relaciones sociales
Intentos de suicidio y suicidio

Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico si usted o alguien que conozca tienen síntomas del trastorno de personalidad límite. Es especialmente importante buscar ayuda de inmediato si usted o alguien conocido están teniendo pensamientos de suicidio.
Nombres alternativos Trastorno fronterizo de la personalidad
Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.

La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

viernes, 9 de mayo de 2014

Trastorno de la personalidad por evitación


  Es una afección psiquiátrica en la cual una persona tiene un patrón vitalicio de sentirse muy tímida, inadecuada y sensible al rechazo.

Causas
 La causa de trastorno de la personalidad por evitación se desconoce. Los genes o una enfermedad física que cambió la apariencia de la persona pueden jugar un papel. Aproximadamente el 1% de la población padece este trastorno.  
Síntomas
Las personas con trastornos de la personalidad por evitación no pueden dejar de pensar en sus propias limitaciones y establecen relaciones interpersonales con otras personas sólo si creen que no serán rechazadas. La pérdida y el rechazo son tan dolorosos que estas personas prefieren estar solas antes que arriesgarse a tratar de conectarse con otros.

Una persona con el trastorno de la personalidad por evitación puede: 

-Ser fácilmente lastimada cuando la gente la critica o la desaprueba.
-Refrenarse demasiado en las relaciones íntimas. 
-Ser renuente a involucrarse con la gente.
-Evitar actividades o trabajos que impliquen contacto con los demás.
-Ser tímida en situaciones sociales por miedo de hacer algo mal.
-Hacer que las dificultades potenciales parezcan peores de lo que son.
-Mantener el punto de vista de que no son buenas socialmente, no tan buenas como los demás, o que son poco atractivas. 
-Pruebas y exámenes
-El trastorno de la personalidad por evitación se diagnostica con base en la valoración psicológica que evalúa los antecedentes y la gravedad de los síntomas.
-Tratamiento
La psicoterapia se considera el tratamiento más efectivo para esta afección. Le ayuda a las personas con este trastorno o ser menos sensibles al rechazo. Los antidepresivos se pueden utilizar como complemento.

Expectativas (pronóstico)
Las personas con este trastorno pueden desarrollar alguna habilidad para relacionarse con los demás. Esto se puede mejorar con tratamiento.

Posibles complicaciones
Sin tratamiento, una persona con este trastorno puede llevar una vida de casi o total aislamiento. Estas personas pueden pasar a desarrollar un segundo trastorno psiquiátrico, como la drogadicción, o un trastorno del estado de ánimo como la depresión.

Cuándo contactar a un profesional médico
Consulte con el médico o con un profesional en salud mental si la timidez o el miedo al rechazo trastornan su capacidad para desenvolverse en la vida y tener relaciones interpersonales.

Nombres alternativos
Trastorno evitativo de la personalidad

Referencias
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008;chap 39.



La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

Trastorno de personalidad antisocial

Es una afección de salud mental por la cual una persona tiene un patrón prolongado de manipulación, explotación o violación de los derechos de otros. A menudo este comportamiento es delictivo.

Causas
La causa del trastorno de personalidad antisocial se desconoce, pero se cree que factores genéticos y ambientales, como el maltrato infantil, contribuyen a su desarrollo. Las personas con padres antisociales o alcohólicos están en mayor riesgo. Los hombres resultan de lejos muchísimo más afectados que las mujeres. Esta afección es común en las personas que están en prisión.

El hecho de prender fuegos y la crueldad con los animales durante la infancia están ligados al desarrollo de la personalidad antisocial.

Algunos médicos creen que la personalidad psicopática (psicopatía) es el mismo trastorno. Otros creen que la personalidad psicopática es un trastorno similar pero más grave.

Síntomas
Una persona con trastorno de personalidad antisocial puede:

-Ser capaz de actuar jovial y encantador
-Ser buena para adular y manipular las emociones de otras personas
-Quebrantar la ley constantemente
-Descuidar su propia seguridad y la de los demás
-Tener problemas de consumo de drogas
-Mentir, robar y pelear con frecuencia
-No mostrar culpa ni remordimiento
-Estar a menudo enojado o ser arrogante
Pruebas y exámenes
El trastorno de personalidad antisocial se diagnostica con base en una evaluación psicológica que examina la historia y gravedad de los síntomas. Para recibir el diagnóstico de trastorno de personalidad antisocial, una persona tiene que haber tenido trastorno de conducta durante la niñez.

Tratamiento
El trastorno de personalidad antisocial es uno de los trastornos de la personalidad más difíciles de tratar. Las personas con esta afección rara vez buscan tratamiento por su cuenta y pueden iniciar una terapia únicamente cuando los obliga una corte. 

Los tratamientos conductuales, como los que recompensan el comportamiento adecuado y tienen consecuencias negativas para la conducta ilegal, pueden ser los más prometedores. También se están explorando ciertas formas de psicoterapia.

A las personalidades antisociales que tienen otros trastornos, como del estado de ánimo o de consumo de sustancias, también se las trata a menudo por estos problemas.

Expectativas (pronóstico)
A las personalidades antisociales que tienen otros trastornos, como del estado de ánimo o de consumo de sustancias, también se las trata a menudo por estos problemas.

Expectativas (pronóstico)
Los síntomas tienden a alcanzar su punto máximo durante los últimos años de la adolescencia y comienzos de los 20. Algunas veces mejoran por sí solos cuando la persona llega a los 40 años.

Posibles complicaciones
Entre las complicaciones se pueden mencionar encarcelamiento, drogadicción, violencia y suicidio.

Cuándo contactar a un profesional médico
Vea a un médico o a un profesional en salud mental si usted o alguien que conoce tiene síntomas del trastorno de personalidad antisocial.

Nombres alternativos
Sociopatía; Personalidad sociopática; Desorden de personalidad antisocial

Referencias

Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA. Personality and personality disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, PA: Elsevier Mosby; 2008:chap 39.



La información aquí contenida no debe utilizarse durante ninguna emergencia médica, ni para el diagnóstico o tratamiento de alguna condición médica. Debe consultarse a un médico con licencia para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las condiciones médicas. 

viernes, 2 de mayo de 2014

¿Cómo solucionar la obesidad en la adolescencia?

Dentro del plano físico, resulta imprescindible poner cuanto antes el caso de nuestro hijo adolescente en manos de un médico cualificado, que pueda evaluarle para comprobar si su obesidad está causada por algún trastorno metabólico o alguna enfermedad física. Solamente el médico deberá pautar si hay necesidad de poner al adolescente una dieta restrictiva y él debe ser el encargado de diseñarla y supervisarla. Los adolescentes aún están en proceso de crecimiento y hay que tener cuidado con restringir nutrientes que pueden ser imprescindibles para este proceso.
Dentro del plano psicológico, lo más importante a la hora de ayudar a un adolescente con problemas de obesidad es la comunicación. Resulta imprescindible ganarnos su confianza, que sepa que puede acudir a nosotros a contarnos cómo se siente, si tiene problemas en la escuela o con sus amigos a causa del sobrepeso, que pueda solicitarnos ayuda… Debemos escucharle, ponernos en su lugar y apoyarle, para que sepa que en nosotros tiene un punto de apoyo que no le va a faltar.
Además de eso, podemos ayudarle supervisando que cumpla la dieta que le ha puesto el médico (sólo si él nos lo pide), cambiando los hábitos alimenticios en casa por otros más sanos, evitando las situaciones en las que el adolescente solía comer (por ejemplo, si todas las tardes os sentabais a ver un programa de televisión merendando bollos y galletas, cambiad esa costumbre por la de salir a dar un paseo).
Es imprescindible también incluir en sus hábitos de vida la costumbre de realizar ejercicio físico. Debéis ayudarle a encontrar momentos y actividades menos sedentarias de las que realizaba y reducir el número de horas dedicadas a ver la televisión, utilizar el ordenador o jugar a videojuegos.
Conviene también estar muy atento a si el adolescente presenta síntomas de depresión. Un cambio en los ritmos de sueño, el aislamiento, los cambios de humor bruscos (llora o se enfada por cualquier cosa) y los comentarios despectivos hacia sí mismo son síntomas de que el adolescente puede estar comenzando a padecer un trastorno depresivo. En esos casos, debéis reiterar vuestras muestras de cariño y apoyo e intentar convencerle para que acuda a un especialista cualificado.

Los efectos psicológicos de la obesidad en los adolescentes

Los adolescentes con exceso de peso presentan complicaciones físicas asociadas a su trastorno. Algunos de ellos pueden padecer enfermedades como la diabetes, problemas hormonales o gastrointestinales… Si no consiguen superar su trastorno, es muy probable que se conviertan en adultos obesos y que esos problemas físicos vayan empeorando con el paso del tiempo.
Pero, además de estos problemas físicos, los adolescentes obesos se enfrentan a muchos problemas de índole psicológica por su exceso de peso. Entre los más importantes podemos destacar:

*Pueden ser rechazados por sus compañeros o ser víctimas de sus burlas. Esto provoca una baja imagen corporal, baja autoestima y puede llevar al aislamiento y la depresión.
*Tienen dificultades para integrarse en un grupo o encontrar pareja.
*Al tener más riesgo de ser maltratados por los demás, acaban pensando que lo merecen y dejan de defender sus derechos, además de maltratarse a sí mismos con pensamientos negativos.
*El aislamiento les puede llevar a encerrarse en casa, lo que reduce aún más su actividad física y puede llevarles a refugiarse en la comida, aumentando el problema.
*Pierden más horas de clase que los adolescentes sin exceso de peso, ya sea por los problemas físicos generados por la obesidad o porque no quieren enfrentarse al rechazo de sus compañeros y evitan acudir al instituto.
*Pueden desarrollar problemas psicológicos graves como ansiedad, depresión o trastornos obsesivo-compulsivos.
*Muestran menos energía e interés por participar en actividades y relaciones sociales. Pueden mostrarse tristes y solitarios o incluso agresivos y enfadados con el resto del mundo.
*Tienen pocos amigos y les cuesta abrirse a gente nueva.
*Pueden desarrollar trastornos del sueño y dormir demasiado o demasiado poco.
*En algunos casos, sus pensamientos negativos pueden llevarles a hacerse daño a sí mismos

Es importante estar atentos a la aparición de estos síntomas para poder ayudarles a superarlo o ponerles en contacto con un especialista que pueda tratar su caso de manera eficaz.


Qué hacer cuando tu hijo adolescente se enfrenta a ti


 Consejos para resolver situaciones complicadas

La rebeldía es una de las señas de identidad de la adolescencia. Esa característica de enfrentarse a todo y a todos puede tener aspectos positivos para la vida de nuestros hijos adolescentes si sabemos encauzarla bien. Pero, a la vez, la necesidad que tienen los adolescentes de desafiar todas las normas provoca, con mucha frecuencia, enfrentamientos con sus padres.

Dejar pasar los enfrentamientos menos importantes
Un buen consejo es que los padres dejen pasar los enfretamientos que no tienen importancia para la educación o para la seguridad de sus hijos. Aunque esos padres opinen que la moda que le gusta a su hijo o hija es horrible, quizá es más efectivo no pelearse con ellos para cambiar sus gustos. No sólo eso, siempre que esa moda no provoque ningún problema, es bueno que ellos sean los que definan su imagen.

Qué hacer cuando los enfrentamientos son más importantes
Pero hay veces que el nivel de desafío de algunos adolescentes llega a lo intolerable. Hay veces que el enfrentamiento con los padres dificulta la propia maduración del adolescente, le pone en peligro e interfiere muy negativamente en la vida normal de la familia. En esos casos hay que actuar. Y además, hay que actuar inmediatamente. No es bueno dejar pasar tiempo pensando que ya cambiará o que es una época que pasará.
Pero muchas veces los padres no saben realmente cómo actuar ante estas situaciones. Tienen la sensación de que es imposible parar ya la bola de nieve en la que se ha convertido el carácter desafiante de su hijo o hija. En estas situaciones, es bueno que los padres sigan una serie de pasos:
Mantenerse serenos. Por muy irritados que estén y es cierto que muchas veces los padres de los adolescentes llegan a estar muy enfadados o incluso tremendamente airados, deben hacer un esfuerzo por mantener la serenidad. Deben ser plenamente conscientes, y conseguir que sus hijos también lo sean, de que en esta situación los adultos son los padres, y los responsables del bienestar y la educación de los hijos. Así que los padres deben buscar la fórmula que sea para mantenerse serenos o recobrar la serenidad en el caso de que los continuos enfrentamientos con sus hijos hayan conseguido que la pierdan.
No tener miedo. Deben abandonar todos sus miedos, el miedo a hacerlo mal, el miedo a que más tarde el hijo o hija les reproche algo, el miedo a la culpabilidad. Deben pensar que ellos son adultos serenos y responsables del bienestar de sus hijos y que ejercen ese papel lo mejor que saben.
Asegurarse de que las normas están claras. Hay veces que los padres creen que los hijos han entendido perfectamente lo que se le pide y no es así. Por ejemplo si le decimos a un adolescente que se ocupe de un hermano pequeño, puede creer que lo que queremos es que eche un vistazo a ver cómo está cada hora. Pero si lo que queremos es que juegue con su hermano o le ayude a hacer la tarea escolar debemos especificarlo claramente. De la misma forma, si le decimos que recoja su habitación puede que nosotros no tengamos el mismo concepto de lo que es recoger así que es una buena idea detallar exactamente lo que esperamos. Quizá, sobre todo para las normas generales: ayuda en la casa, comportamiento en la escuela y horarios, podemos establecer un contrato detallado con el adolescente en el que se especifique claramente todo.
Ser firmes. Es importante ser firmes en las decisiones con los adolescentes. La disciplina es fundamental para su desarrollo. Ellos necesitan normas, exactamente igual que cualquier sociedad necesita normas. Podemos explicarles eso para asegurarnos de que también entienden que vamos a ser firmes, que las normas se imponen para cumplirlas y que cuando no se cumplen, esa actitud tiene consecuencias.
Imponer castigos ajustados a las faltas. No improvisar los castigos en un momento de enfado es uno de los mejores consejos. En esos momentos los padres suelen ser poco justos y los resultados pueden ser muy negativos. Es mucho más práctico que los castigos por incumplir las normas se dejen claros al mismo tiempo que se negocien estas. El mismo contrato que nos sirve para explicarles bien a los adolescentes las reglas que tienen que cumplir nor sirve para detallar los castigos a los que se enfrentan si las incumplen. Debemos buscar además castigos que sean efectivos y que les permitan entender la importancia de la regla que se han saltado. Por ejemplo, si la hora de llegada de nuestro hijo son las diez de la noche de los sábados y un sábado llega a las once, probablemente el castigo debería ser leve, quizá madrugar a la mañana siguiente para llevar al hermano pequeño al parque. Pero si la regla que se ha saltado es la de que en ningún caso se debe conducir si se ha bebido alcohol, quizá retirarle durante un tiempo la licencia para manejar el coche sea lo más adecuado. También es bueno que ellos participen en la definición de esos castigos, teniendo siempre en cuenta que deben ser ajustados a la importancia de saltarse cada norma.
Asegurarse de que cumplen las sanciones. Es importante que cuando han incumplido una de las normas, nos aseguremos que de cumplen el castigo impuesto. Si no lo hacemos así, las reglas dejan de tener valor porque los chicos pensarán que no siempre es importante que las cumplan.
Cuándo buscar ayuda
Hay veces que incluso siguiendo todos estos pasos, el comportamiento de los hijos adolescentes se hace insoportable para sus padres. En ocasiones los chicos o chicas comienzan a tomar alcohol o drogas o a mostrar actitudes violentas. Es decir, hay veces que su forma de actuar supone un riesgo para sus vidas o para las de otros. En esos casos, lo mejor que pueden hacer los padres es buscar ayuda profesional, hablar con un médico o un terapeuta que les indique cuál es el mejor camino a seguir para solucionarlo.

Aprende a negociar con tus hijos

Una buena fórmula para evitar las imposiciones

La negociación es un arte y cuando se tienen hijos adolescentes es un mecanismo fundamental para que todo funcione con normalidad. Por eso los padres y madres de adolescentes deben aprender cómo negociar con sus hijos. Con ello conseguirán dos cosas muy importantes. Por un lado lograrán que la vida familiar sea más feliz ya que evitarán muchas discusiones y enfrentamientos. Pero, además, le estarán dando a su hijo adolescente una herramienta imprescindible para que su vida de adulto sea un éxito.
Qué es negociar
Negociar es llegar a un acuerdo con otro mediante algunas cesiones. Se negocia en todos los ámbitos de la vida, en política, en economía, con nuestra pareja. La vida está llena de negociaciones. Por eso los que mejor saben negociar son los que consiguen que sus vidas sean más satisfactorias.
Y el éxito de una negociación es que lo que damos a cambio de lo que queremos conseguir sea equilibrado y nos ofrezca suficiente compensación.

También es importante tener en cuenta que la negociación es lo contrario de la imposición. Por eso es tan importante en la vida familiar y en la educación de los hijos. Si en vez de imponer nuestras normas, las negociamos con ellos, les estaremos diciendo que los consideramos personas responsables. Es también una forma de potenciar su autonomía y su responsabilidad.
Cómo negociar con los hijos adolescentes
Para negociar con los hijos es recomendable seguir una serie de pasos:
Prepararse para la negociación. En una negociación de cualquier tipo tiene mayor ventaja quien la haya preparado mejor. Lo mismo ocurre cuando se trata de negociar con los hijos adolescentes. Antes de sentarte a hablar con tu hijo, párate a pensar qué es exactamente lo que quieres conseguir del adolescente y qué estás dispuesto a ofrecerle a cambio.
Fija tus objetivos claramente. No llegues a la negociación sin un objetivo muy claro. Tu hijo debe entender claramente qué es lo que esperas que haga y qué estás dispuesto a ofrecerle a cambio. Por ejemplo si de lo que se trata es de que llegue más temprano a casa los fines de semana, tú debes saber exactamente cuál es tu hora límite para él. Debes saber si lo que quieres es que esté en casa a las diez o que esté a la una de la madrugada. Y también debes tener clara la importancia que tiene para ti que llegue a una hora u otra. A algunos padres de adolescentes no les importa que sus hijos lleguen a casa de madrugada pero hay otros que opinan que corren más riesgos por las noches y además también muchas madres y padres no quieren pasar la preocupación que supone para cada ellos que cada noche del fin de semana sus hijos estén fuera de casa tantas horas. Al mismo tiempo debes saber qué estás dispuesto a ofrecerle a tu hijo a cambio de lo que le vas a pedir. Algunos padres, por ejemplo, prefieren que sus hijos salgan las noches del viernes y la del sábado y que vuelvan temprano a casa y otros prefieren que sea una sola noche aunque lleguen algo más tarde.
Busca el momento oportuno. Es importante sentarse a hablar tranquilamente cuando vas a negociar con tu adolescente. Por ello es imprescindible que busques un momento en el que tanto él como tu tengáis tiempo suficiente para tratar de todo aquello de lo que necesitáis hablar.
Explica claramente lo que quieres. No permitas que a tu hijo le quede ninguna duda sobre lo que esperas de él y lo que obtendrá a cambio.
Escucha a tu hijo. Él es también parte de la negociación así que escucha lo que tiene que decirte.
Sella el acuerdo. Hazle ver que se trata de un acuerdo, incluso escenifícalo: dale la mano, un abrazo o un beso según sea vuestra costumbre o incluso redacta en un papel el acuerdo para que lo firméis los dos como una especie de contrato entre ambos.

miércoles, 30 de abril de 2014

Cómo motivar a los adolescentes

Enseñar a los chicos la importancia del esfuerzo es vital para su futuro


 La adolescencia es una etapa difícil para algunas cosas, entre ellas muchos chicos y chicas de esa edad sufren de desmotivación. Padres y maestros observan que tras el comienzo de la pubertad algunos adolescentes pierden el interés por sus estudios. En otros casos, chicos o chicas que habían practicado deportes, los abandonan y otros se apartan de hobbies y aficiones que hasta entonces les daban muchas satisfacciones.
Conseguir que los adolescentes estén motivados es un esfuerzo conjunto que deben hacer padres y maestros. A veces no es fácil pero puede conseguirse.
Objetivos de la motivación
Para lograr que los chicos y las chicas estén motivados o vuelvan a estarlo en el caso de los que han perdido el interés por el aprendizaje o por actividades que les eran beneficiosas, hay que tener claros los tres objetivos a conseguir:
Despertar el interés. La clave del éxito en la motivación es conseguir que los adolescentes se interesen por la actividad concreta para la que queremos motivarlos. Si nuestro hijo o hija no tiene interés ninguno por, por ejemplo la práctica del judo ni por nada que esté relacionado con ella, va a ser casi imposible aficionarlo. Pero si, por ejemplo, nuestro hijo o hija es aficionado a los comics será más sencillo despertar su interés por la lectura. O si le gusta el ejercicio físico será más fácil que comience a practicar algún deporte.
Guiar su esfuerzo. Una vez que el adolescente comienza a realizar la nueva actividad es necesario seguir junto a él en su esfuerzo para apoyarlo y guiar sus pasos en el caso de que lo necesite.
Alcanzar el objetivo. Ese será el fin de la motivación. Pero en este caso hay que tener claro que el objetivo será siempre la actitud y no el resultado obtenido con esa actitud. Es decir, es más importante conseguir que el adolescente se motive y realice el esfuerzo que el logro concreto del fin que se había fijado. Esos fines se consiguen unas veces pero otras, no. Pero el aprendizaje de que hacer un esfuerzo para conseguir las cosas es fundamental en la vida adulta es muy importante para el adolescente.
Cómo lograr esos objetivos

Cada adolescente es distinto. Los padres y maestros deben utilizar su conocimiento de la personalidad de cada adolescente concreto para ayudarle a desarrollar sus intereses. Conocer el grado de madurez del chico o la chica, sus intereses, sus aficiones y su potencial es imprescindible para motivarlos.
La influencia de los amigos. También es importante el conocimiento que los padres y maestros tienen de los amigos del adolescente. Y es que el grupo puede influir mucho en chicos y chicas, tanto positiva como negativamente. Padres y maestros pueden utilizar lo que saben de los amigos del adolescente para neutralizar la posible influencia negativa y aumentar la positiva.
Fijar objetivos realistas y claros. También en este caso es necesario utilizar el conocimiento de la personalidad y las habilidades del adolescente. Por ejemplo, sería absurdo pretender que un adolescente que nunca haya destacado en los deportes participe en los prosimos Juegos Olímpicos, pero no lo sería apoyarle para que comenzara a hacer ejercicio todas las semanas. De la misma forma, fijarse como meta "hacer ejercicio" es demasiado vago y no ayudará al adolescente a conseguirlo. Sin embargo, fijarse como meta practicar dos horas de natación a la semana es un objetivo claro. De la misma forma, "comenzar a leer" no es claro pero sí lo es "leer dos libros cada mes".
Reforzar su autoestima. Hay que tener en cuenta que los éxitos animan y los fracasos desaniman. Esa es una buena razón para que ayudemos a los adolescentes a fijarse metas moderadas, aunque no excesivamente, para que vaya consiguiendo éxitos que le animen a seguir con el esfuerzo.
Mantener la disciplina. Tanto para el aprendizaje como para la práctica de cualquier afición o para la consecución de cualquier objetivo que se planteen es importante que los chicos o las chicas sean disciplinados, que sean capaces de tener fuerza de voluntad y que sepan que los adultos que los rodean confían en ellos.

Adolescentes con complejos

Claves para ayudarles a superarlos

La pubertad es la época de la aparición de los complejos físicos. Casi no hay adolescente que se libre de ellos. Unos se sienten mal porque son bajos, otros porque son demasiado altos, otros porque están delgados o por el contrario porque están gordos o porque tienen granos o porque creen que tienen la nariz, el trasero o los pechos demasiado grandes. Casi cualquier excusa es válida para sentirse mal o diferente.
Que los primeros años de la adolescencia sean los más proclives a la aparición de esas inseguridades es normal. En ese momento efectivamente el cuerpo de chicas y chicos está sufriendo cambios tremendos. Los varones se vuelven más musculosos y las chicas acumulan grasa. A la inmensa mayoría de los adolescentes les salen granos y también les crecen la nariz o las orejas. Sus cuerpos están pasando de la infancia a la edad adulta y ese es un proceso en el que a veces se producen algunos “desajustes estéticos”, por ejemplo una nariz más madura en un rostro aún de niño.
Inseguridad emocional
A esos cambios físicos se unen grandes cambios emocionales. Chicos y chicas están también viviendo el proceso que les llevará a su madurez psicológica. Y ello unido a los profundos cambios hormonales provoca sus continuos cambios de humor, su rebeldía y su inseguridad.
Cuando se unen esos dos aspectos, los cambios físicos a la inseguridad emocional, se produce el caldo de cultivo ideal para la aparición de complejos.
Cuáles son los complejos más habituales
En las adolescentes la preocupación física más habitual se debe al peso. Durante la pubertad las chicas se preocupan porque la grasa se acumula en algunas zonas de su cuerpo: los pechos, las caderas y los muslos. En ocasiones esa preocupación puede convertirse en un problema muy serio si la adolescente desarrolla un trastorno de la alimentación como la anorexia.
En los chicos el problema es el contrario, lo que les suele preocupar es la falta de musculación en sus cuerpos.
Qué puede hacerse para ayudarlos
Cuando se trata de complejos sin más importancia, la ayuda principal para los adolescentes debe venir de su familia. Los padres pueden hacer mucho para que esas pequeñas preocupaciones no crezcan y se conviertan en un asunto más serio, de ese modo acabarán desapareciendo en el proceso natural de maduración.
Lo más importante que pueden hacer los padres de adolescentes para ayudarles a superar los complejos es fomentar su autoestima:
La estética no es el único valor. Es indudable que en nuestra sociedad se le da mucha importancia a la apariencia y luchar contra ello es muy difícil pero al menos hay que conseguir que chicos y chicas tengan claro que hay otros valores tan importantes o más que el físico.
La perfección no existe. Muchas veces los complejos nacen de la búsqueda de la perfección. Es muy importante que los adolescentes aprendan pronto que la perfección no existe, es solo un ideal. Y no solo eso, también deben aprender a descubrir la belleza de las imperfecciones.
Reforzar su posición ante sus amigos. La amistad es importantísima a esa edad y la opinión del grupo tiene mucho poder sobre las emociones de los adolescentes. Pero podemos enseñarles a que aprendan a reforzar su posición y defender su propio punto de vista sobre cualquier cosa, aunque difiera del punto de vista de la mayoría.
Asumir la frustración. Es importante que aprendan pronto que no todo es como ellos querrían que fuera, ni su propio cuerpo ni muchas otras cosas. Una buena tolerancia a la frustración hará de ellos adultos mucho más seguros de sí mismos.
No destacar siempre lo que hacen mal. Hay veces que los padres se enfocan excesivamente en aquello en lo que sus hijos fallan y olvidan que hay muchas otras cosas que hacen muy bien. Es importante corregirlos pero es igual de importante resaltar aquellas cosas en las que chicos y chicas son buenos. Eso les hará sentirse mejor con ellos mismos.
Cuándo buscar ayuda externa
Hay veces que el complejo tiene una base real que puede corregirse. Por ejemplo, si un adolescente no se siente bien con su cuerpo porque tiene sobrepeso será mucho mejor no obviar que realmente tiene un problema y poner las medidas para que adelgace.
En la mayoría de los casos, el complejo viene de cómo se ven ellos y no de cómo son en realidad. Por eso también puede ser bueno animar a los adolescentes a que lo consulten con su médico. Seguro que el doctor podrá demostrarles con tablas de medias que lo que a ellos les preocupa les pasa a casi todos los chicos y chicas de su edad.
Y si el complejo causa un gran sufrimiento al adolescente sí es recomendable consultar con su médico o con un terapeuta. Lo mismo que si la obsesión por alguna cuestión física puede llevar al joven hacia algún trastorno de la alimentación como la anorexia o advertimos algún síntoma de depresión.

martes, 29 de abril de 2014

¿Es mi hijo adolescente demasiado inmaduro?

Algunas claves para saber si los chicos crecen de forma adecuada


“Mi hija de trece años aún juega a veces con muñecas”, “Tiene catorce años pero se entretiene todavía viendo las películas de sus hermanos pequeños”, dicen algunos padres sobre sus hijos adolescentes. Y lo que se esconde tras esas reflexiones es el miedo a que los chicos no hayan madurado suficientemente. Ese es un pensamiento que tienen la mayoría de los padres alguna vez durante la adolescencia de sus hijos.
La razón es que el proceso de la adolescencia no es un tránsito lineal. No sigue unos pasos preestablecidos. Unos adolescentes maduran antes, otros lo hacen más tarde. Hay épocas en las que parecen mucho mayores y de pronto vuelven a parecer niños de nuevo. Todo eso es normal. Hay que tener claro que en los primeros años de la adolescencia, los chicos y chicas son todavía niños aunque estén en el camino de convertirse en adultos. Así que unas veces parecerán más pequeños de lo que son y otras nos sorprenderán con reacciones propias de adultos. Nada de eso debe preocupar a los padres.
La adolescencia también tiene etapas
Pero sí es importante seguir de cerca ese proceso de crecimiento. Pasar tiempo con ellos y dejarles hablar con nosotros. Permitirles expresar lo que sienten con libertad porque eso nos dará claves sobre si su adolescencia se está desarrollando con normalidad. E incluso cuando esto es así conocer bien lo que sienten y piensan nos permitirá ayudarles en el proceso.
Una forma de ayudarles es entender que la adolescencia es un largo proceso que tiene etapas. En cada una de ellas, las chicas y chicos van adquiriendo los rasgos que les harán adultos. Y aunque no hay tablas exactas que nos digan cómo son en cada edad, sí hay algunas claves que nos pueden ayudar a entender si chicas y chicos llevan una maduración normal.
Adolescencia temprana
Esta etapa abarcaría desde el inicio de la adolescencia que suele estar entre los 10 y los 12 años hasta dos o tres años más tarde. Aunque ya los llamamos adolescentes lo cierto es que son niños. Niños que están en proceso de cambio, eso sí. Las características de esta etapa son los cambios continuos de humor y los enfados dirigidos casi siempre contra sus padres. También es el momento en el que comienzan a interesarse por formar un grupo de iguales, generalmente de su mismo sexo.
Adolescencia media
La adolescencia media se suele situar entre los 13 y los 16 años. Chicas y chicos ya han comenzado su separación emocional de la familia, pertenecen a grupos en los que se relacionan con otros adolescentes de los dos sexos y algunos comienzan a tener relaciones de pareja. Es una etapa de gran rebeldía.
Adolescencia tardía
Entre los 16 y los 20 años transcurre el último periodo de la adolescencia. Se trata de una etapa mucho más tranquila en la que mayoría de los jóvenes ha vuelto a establecer unas relaciones cordiales con sus padres lejos ya de los momentos de enfrentamiento que suelen identificar las dos etapas precedentes. También en este momento comienzan a afianzar sus relaciones de pareja.
Maduración completa
No existe un momento en el que se pueda decir que una persona ha acabado de madurar ya que este es un proceso que transcurre en paralelo a la vida. Pero sí es cierto que si por maduración entendemos la capacidad de responsabilizarse de uno mismo y tomar decisiones sobre su vida, esto suele llegar con el final de la adolescencia. Pero su llegada no es repentina, a lo largo de las distintas etapas veremos a chicas y chicos como va aumentando su madurez emocional, moral e intelectual. Es decir, serán cada vez más capaces de relacionarse con ellos mismos y con las personas de los rodean de manera sana, podrán entender y seguir las reglas que rigen la sociedad y alcanzarán el pensamiento abstracto.
Signos de inmadurez
Existen algunos signos que muestran la inmadurez de los adolescentes. Los padres deben estar atentos a si aparecen en las dos últimas etapas de la adolescencia y sobre todo en la adolescencia tardía ya que podrían ser la señal de que la chica o el chico tienen problemas para conseguir un desarrollo adecuado:
Sentimiento de inferioridad. Un sentimiento que es normal en las primeras etapas de la adolescencia por los continuos cambios que está sufriendo su organismo pero que poco a poco debe ir desapareciendo.
Excesivo perfeccionismo. El afán por conseguir que todo sea perfecto es una prueba de falta de contacto con la realidad.
Miedo a equivocarse. La adolescencia es un periodo lleno de miedos que irán desapareciendo con el tiempo. Si no es así, algo en el crecimiento del joven está fallando.
Inseguridad. Como en el caso anterior lo que es normal en las primeras etapas debe ir eliminándose con el tiempo.
Baja tolerancia a la frustración. Igual que en los anteriores, esta es una característica normal de la infancia pero no de la edad adulta.

lunes, 28 de abril de 2014

Por qué cambia tanto el humor de mi hijo adolescente

Cómo puedes ayudarle a sobrellevar su instabilidad emocional


El humor cambiante de los adolescentes es una de las quejas más frecuentes de sus padres. Cuando entran en la pubertad los chicos y las chicas pasan de la alegría a la tristeza en segundos o del aburrimiento a la diversión en unos pocos minutos. De pronto son los seres más felices de la Tierra e instantes después no hay nadie en el universo más desgraciado que ellos.
Los constantes cambios emocionales son agobiantes para los adolescentes pero también son muy difíciles de soportar para quienes conviven con ellos. Pero esos vaivenes emocionales no tienen porqué ser constantes, ni tan frecuentes ni tan insoportables. Con una serie de claves podemos, primero aprender a convivir con ellos y, también, conseguir que sean menos frecuentes y extremos.
Información
El primer aspecto importante es saber a qué se deben. Teniendo información suficiente sobre sus causas podremos entenderlos mejor y combatirlos. Los cambios de humor de la adolescencia tienen dos causas, una de ellas es física y la otra es psicológica.
Causas físicas
Al comienzo de la pubertad, que suele ocurrir a partir de los diez años, empiezan a producirse en las chicas y los chicos cambios hormonales. Sus organismos comienzan a producir grandes cantidades de hormonas sexuales: estrógeno y progesterona en las chicas y testosterona en los chicos. Esas descargas hormonales son las que irán provocando los profundos cambios sexuales en nuestros hijos y, a la vez, causan, en parte, las alteraciones emocionales.
Causas psicológicas
A la vez que trabajan las hormonas, todo en el mundo de los adolescentes está en proceso de cambio: su cuerpo, su mundo, su mente, sus relaciones. Están dejando de ser niños pero aún no son adultos y eso conlleva una inestabilidad emocional que también provoca esos frecuentes cambios de humor.
Causas cerebrales
Investigaciones científicas recientes han descubierto, además, que los cambios que con la pubertad se producen en el cerebro de los adolescentes les impiden reconocer inmediatamente las emociones de otras personas, con lo que su inestabilidad se hace mayor. Según ha descubierto el doctor Robert McGivern de la Universidad de San Diego, ese proceso de cambio en las conexiones cerebrales -esas que nos permiten pensar- de los adolescentes solo se ajusta hacia los 18 años.
Tú puedes ayudarle
Una vez que sabes ya porqué le ocurre eso a tu hijo adolescente, plantéate que tú puedes ayudarle a reducir esos cambios de humor o, al menos, a hacerlos más llevaderos para toda la familia. Para que él o ella se sienta mejor y pueda tener mayor control sobre sus sentimientos puedes mostrarle una serie de recursos:

Hazle saber que no está solo. La función de los padres durante la adolescencia es muy importante ya que en esta etapa de la vida los seres humanos somos muy vulnerables desde el punto de vista psicológico. Es importante que nuestros hijos sepan que estamos a su lado. Y es crucial que pasemos suficiente tiempo con ellos. Para disminuir un poco esa vulnerabilidad, explícale a tu hijo adolescente las causas de sus cambios de humor. Y cuéntale que son normales, que le ocurre a casi todas las personas y que también te pasó a ti durante tu adolescencia.
Consigue que hable de lo que le ocurre. Es muy importante el desahogo. Seguro que tú hijo o hija adolescente hablará mucho con sus amigos pero también es bueno que hable contigo y te explique cómo se siente. Permítele igualmente que muestre sus sentimientos, explícale que llorar es tan bueno como reír cuando a uno le hace falta.
El deporte ayuda. Hazle saber que el ejercicio físico es una fantástica válvula para regular las emociones. Las hormonas que se producen en el organismo tras la práctica de actividades deportivas son magníficas para reducir la tensión y mejorar el estado de ánimo. Así que alienta a tu hija o hijo adolescente para que practique deportes.
Descansar bien es fundamental. El organismo necesita siempre su dosis de descanso pero durante la adolescencia, cuando los cambios son tan profundos, aún más. Explica a tu hijo adolescente que el cansancio le provocará aún más irritación o tristeza.


Si consigues que tu hija o hijo adolescente siga estos consejos verás como su vida, y también la del resto de la familia, se vuelve más fácil. Asumir que los cambios de humor son normales es el primer paso para que todo sea más sencillo. Pero los padres de los adolescentes deben estar atentos a esos cambios de humor, aunque son normales en prácticamente todos los chicos y chicas es necesario vigilar si esas alteraciones emocionales son excesivamente profundas. Si fuera así, podríamos estar ante algo más grave, como una depresión y en ese caso sería imprescindible buscar ayuda médica.




Fuentes: Robert F McGivern, Julie Andersen, Desiree Byrd, Kandis L Mutter, Judy Reilly. "Cognitive efficiency on a match to sample task decreases at the onset of puberty in children". Brain and Cognition Volume 50, Issue 1, October 2002, Pages 73-89

La depresión en los adolescentes

Una enfermedad que afecta al 8% de los chicos y chicas en esta edad



 Aproximadamente un 8% de los chicos y chicas sufren una depresión durante su adolescencia. Esta enfermedad afecta con mucha mayor frecuencia a las chicas que a los chicos, un 13% de las adolescentes la padecerán frente a tan solo un 4,6% de los varones en esta edad.
Muchos padres sienten terror ante la posibilidad de que les ocurra a sus hijos. Y otros están confundidos porque como la adolescencia es la etapa de los cambios de humor bruscos y continuos tienen miedo de no saber detectar a tiempo este problema. Por eso es bueno contar con la información suficiente para saber si a nuestros hijos puede estar ocuriéndoles. O si ese es el caso, poder actuar a tiempo e impedir que la enfermedad sea más grave. Es importante mantener una buena comunicación, fluida y constante, con nuestros hijos y pasar tiempo con ellos para saber siempre cómo están.
Qué es una depresión
Hay personas que no entienden bien lo que significa estar deprimido y creen que la falta de energía de los que padecen esta enfermedad se soluciona con críticas o con reprimendas y otros creen que la depresión es una actitud que puede cambiarse si así lo quiere la persona que la padece. Pero ninguna de estas ideas es cierta. La depresión es una enfermedad mental y una enfermedad grave. Como el resto de las enfermedades requiere tratamiento y un periodo, que puede ser más o menos prolongado, para la recuperación.
La terapia es muy efectiva
Una buena noticia es que las personas deprimidas que reciben ayuda terapéutica mejoran notablemente su calidad de vida. Y otra magnífica noticia es que la depresión se cura. Pero hay que tener en cuenta que siempre requiere atención médica. Y su tratamiento puede incluir medicación o terapia psicológica y, en la mayoría de los casos, una combinación de los dos.
Causas de la depresión
La depresión no tiene una causa única. En ella intervienen factores genéticos, el entorno, el estado de salud general, algunos acontecimientos dramáticos como la muerte de un ser querido y ciertos patrones de pensamiento. En el caso de los adolescentes, se cree que además, que en la aparición de las depresiones tienen algún papel las alteraciones hormonales propias de esta edad, el estrés que provoca el proceso de maduración y los conflictos que ocasiona en algunos chicos la formación de la propia identidad unida a la adquisición de la independencia.
Síntomas de la depresión
Los síntomas de la depresión son muchos y muy variados pero los más comunes en los adolescentes son:
-Cansancio permanente y falta de energía
-Dificultad para la concentración
-Cambios en el apetito. Lo general es que disminuya pero también hay ocasiones en que aumenta.
-Irritabilidad
-Pérdida del interés por actividades con las que antes se disfrutaba
-Sentimientos de desprecio hacia uno mismo
-Tristeza
-Pensamientos sobre la muerte o el suicidio
-Alteraciones del sueño
-Disminución del rendimiento escolar
-Aparición de actitudes desafiantes
Distanciamiento del grupo de amigos
-Consumo de alcohol o drogas
Una recomendación para los padres es que si se advierten varios de estos síntomas en un adolescente y estos síntomas se prolongan durante más de dos semanas consulten al médico.
El riesgo de suicidio
Uno de los problemas más graves de la depresión es que algunas veces lleva asociado el riesgo de suicidio. En Estados Unidos hay más de dos millones de adolescentes a los que se les ha diagnosticado depresión. Y los expertos creen que esa alta cifra está relacionada con el aumento de los suicidios entre los jóvenes que ya son la tercera causa de muerte entre chicos y chicas de 15 a 24 años.
Un consejo para los padres de adolescentes deprimidos o que crean que sus hijos padecen una depresión es que si advierten alguno de estos síntomas en sus hijos se pongan en contacto inmediato con su médico:
Si su hijo reparte sus pertenencias entre los demás
Si su hijo de pronto tiene actitudes que conllevan un riesgo para su vida
Si verbaliza intenciones de suicido
Si su hijo se aísla y únicamente quiere estar solo
Además, se recomienda a los padres cuyos hijos están siendo tratados contra una depresión que comuniquen al médico de sus adolescentes cualquier cambio en el carácter o la personalidad de estos, cualquier efecto secundario de los medicamentos o si la depresión no mejora o empeora. Todos los estudios demuestran que cuando la depresión de los adolescentes se diagnostica a tiempo y es tratada por los médicos es mucho más raro que se convierta en un trastorno grave. En la inmensa mayoría de los casos, además, los chicos y las chicas que la padecen pero que reciben el tratamiento adecuado consiguen llevar una vida normal.



Fuentes:

Bostic JQ, Prince JB. Child and adolescent psychiatric disorders. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier;2008:chap 69.
Zuckerbrot RA, Cheung AH, Jenson PS, Stein REK. Identification, assessment, and initial management guidelines for adolescent depression in primary care. Pediatrics. 2007;120:e1299-e1312.
Llaberia, D y Lorente, P. Epidemiología de la Depresión Infantil. Editorial. Espaxis. España 1990.


Descubre por qué tu hijo adolescente está triste



La tristeza es un sentimiento de aflicción que todos padecemos alguna vez. Hay personas que la sufren más a menudo y otras que rara vez la padecen. Pero hay una edad en la que la mayoría de las personas se sienten tristes con mucha más frecuencia, es la adolescencia.
No es raro ver a adolecentes tristes. Quizá no les veamos llorar o nos cueste darnos cuenta de su tristeza porque la pueden ocultar con la ira, el enfado, la reveldía o la apatía pero ahí está. La mayoría de los adolescentes pasan por ello, a menudo se sienten tristes o melancólicos.


¿Por qué está triste?
Muchos padres y madres se preguntan por qué les ocurre eso a sus hijos. Son chicos y chicas sanos que no tienen graves problemas, a los que la vida les sonríe y sin embargo, muchas veces los observan tristes.
No deben preocuparse por ello porque la tristeza es un sentimiento habitual durante la adolescencia que aparece por variadas razones, casi siempre unidas a los procesos de cambio tremendos que viven los adolescentes tanto en el plano físico como en el psicológico y el social.

Las causas más frecuentes de su tristeza pueden ser:
Frustración
. Es muy habitual que las cosas no sean tal y como el adolescente esperaba. Eso que es un hecho que todos los adultos saben y asumen, es más difícil de sobrellevar en la adolescencia. Lo primero porque, en general, educamos poco a los hijos para que aprendan a enfrentarse a los fracasos y no les damos recursos suficientes para tolerar la frustración. Y, lo segundo, porque en la época de cambios que viven las cosas no son casi nunca como ellos esperan.
Susceptibilidad. Es otras de las características más unidas a la adolescencia. Los chicos y chicas a esa edad son muy susceptibles. Y esa susceptibilidad les nace de que no están demasiado seguros de sí mismos. Están creciendo muy deprisa, viven cambios físicos que los desconciertan, están comenzando a entrar en el mundo de los adultos pero ellos aún no lo son aunque tampoco son ya niños. Todo eso provoca inseguridad y la inseguridad hace que los adolescentes se sientan enfadados o heridos con frecuencia por todo lo que hacen las personas que están a su alrededor.
Sensación de pérdida. La mayoría de los chicos y las chicas adolescentes abandonan la niñez felices, les gusta sentirse mayores y hacen intentos por convertirse rápidamente en adultos, o al menos por parecerlo. Pero eso no quiere decir que no sufran por abandonar la niñez, que no tengan sensación de pérdida. La entrada en el mundo de los adultos aunque es progresiva tiene muchas dificultades así que los adolescentes sienten que han perdido ese colchón de protección en el que vivieron en su niñez, a veces también temen haber perdido el cariño de sus padres aunque eso no sea cierto. Pero el cambio en el tipo de relación que mantienen con ellos e incluso su intransigencia o su rebeldía que pueden hacer que las relaciones entre padres e hijos sean mucho más tensas en esos momentos hace que todo sea diferente. Y en cierto modo, los adolescentes pierden a los padres que tenían cuando eran niños o, en la mayoría de las veces, piensan que los han perdido.
Emociones exageradas. Si hay una característica que defina la adolescencia esa es la de que chicos y chicas siente todo de forma mucho más dramática. La alegría, la amistad, el amor pero también la tristeza. Una parte de la culpa de que eso ocurra la tienen sus hormonas que están actuando de manera acelerada y otra parte es debida a los cambios que los chicos viven a esta edad.
¿Cuándo deja de ser normal la tristeza de un adolescente?Aunque es normal que los adolescentes estén tristes, sus padres deberán preocuparse si los periodos de tristeza son muy largos o esta es muy profunda o si produce en sus hijos pensamientos suicidas o provoca que asuman actitudes de riesgo. En esos casos, los padres deben buscar ayuda profesional inmediatamente. Lo más recomendable es hablar primero con el doctor del adolescente porque él sabrá cómo orientarlos.

Adolescentes



  • Mi hija me odia
    Y a su papá lo idolatra

    Miles de madres del mundo entero han dicho en alguna ocasión esta frase: “mi hija me odia”. Algunas saben distanciarse de las exageraciones de sus hijas adolecencia y se lo toman con humor, otras, en cambio, sufren profundamente con esos sentimientos de sus hijas. A muchas también les duele enormemente que mientras sus hijas se enfrentan continuamente a ellas suelen desarrollar un amor sin límites por su padre. “Según ella, yo lo hago todo mal, en cambio, su papá es perfecto en todo”, confiesan muchas madres de adolescentes sobre los sentimientos que sus hijas muestran en la casa.



    En cualquiera de los casos, lo que indica esa frase, “odio a mi madre”, es una de las relaciones más complejas que pueden darse entre seres humanos, la de las madres y sus hijas cuando estas entran en la adolescencia.
    En esos momentos, una relación que, por lo general, siempre había sido estrecha y apacible se convierte en un infierno que puede hacer sufrir tanto a las madres como a las hijas y al resto de la familia.
    Por eso bueno entender las razones de ese choque. Saber por qué ocurren los enfrentamientos y buscar fórmulas para desactivarlos y conseguir que la relación entre madre e hija adolescentes funcione.
    Por qué se producen los enfrentamientos entre madres e hijas
    Porque es una de las relaciones más cercanas. La relación entre madres e hijas es una de las más cercanas. Mientras las hijas son niñas, la relación con sus madres suele ser muy estrecha. Las niñas admiran a sus madres y las tienen como modelo. En una relación con tal grado de proximidad, cuando llega la adolecencia y las jóvenes comienzan a revelarse contra los adultos en busca de su propia identidad, los primeros enfrentamientos son con sus madres, las personas más cercanas a ellas, las que han tenido como modelo. Porque una de las claves de la adolescencia es que las chicas huyen de los modelos de la niñez para encontrar su nuevo camino, la personalidad que se va formando hasta que se conviertan en adultas. Lo más habitual es que una vez superada la etapa adolescente, las chicas vuelvan a recobrar la proximidad a sus madres incluso en los casos en los que los enfrentamientos han sido más duros.

    La competencia. Uno de los problemas más habituales entre las mamás y sus hijas adolescentes es la competencia. Muchas veces por parte de ambas. Las hijas compiten con sus madres por el amor de sus papás y las madres, en muchas ocasiones, compiten, aunque sea de forma inconsciente, con sus hijas porque sienten que su tiempo ya ha pasado y quieren aferrarse a la juventud.
    Qué pueden hacer las mamás para resolver el problema
    No ser amigas, ser mamás. Un error de algunas mujeres con sus hijas adolescentes es que intentan convertirse en sus amigas. Cuando eso ocurre, se pierden los roles familiares, las chicas no encuentran el modelo que necesitan en sus madres, incluso las que utilizan ese modelo para oponerse a él en su etapa de rebeldía. Por eso es fundamental conservar el papel de mamá. Puede ser el de una mamá cercana, tolerante, que comprenda a su hija pero sin olvidar nunca que ella es la mamá, la encargada de poner las normas y de proteger y cuidar de su hija adolescente.
    Si tú estás bien, ella estará mejor. La adolescencia de las hijas coincide en muchos casos con la menopausia de la mamá. Esas dos etapas son, probablemente, las más difíciles en la vida de una mujer. Algunas mujeres sufren durante la menopausia a causa de sus alteraciones hormonales y además de problemas físicos deben enfrentarse a desarreglos emocionales: tristeza inmensa, cambios súbitos en el estado de ánimo, accesos de ira o de profunda ansiedad… Todo eso hace que su vida se complique. Si ese momento coincide además con la adolescencia de una hija la situación puede ser muy dura. Por eso es aconsejable para todas las mujeres menopaúsicas que consulten con su doctor para resolver los problemas asociados a este momento de sus vidas. Por ellas mismas lo primero, pero también por sus hijas adolescentes.
    No relajar la disciplina. Aunque sientan que es agotador y se multipliquen las quejas de las chicas, las mamás harán bien en mantener las normas que se hayan fijado para la adolescente. Retar esas normas puede ser un hecho normal en el proceso de la adolescencia pero las chicas necesitan una referencia para saber cómo comportarse.